miércoles, 25 de mayo de 2011

Hipocresía española y compañía

Después de este periodo electoral, lleno de “la culpa es del gobierno”,  “son unos ladrones todos y ya está”, “no a mi es que no me gusta la política”… llega un momento que uno no sabe que está bien, que está mal, si ha metido en ese sobre algo más que sus creencias, o solamente lo que cree que es lo correcto, o lo que le ha vendido el televisor, no? Al fin y al cabo todos pensamos, o eso me gustaría creer. Que todavía existen personas que tienen inquietudes sociales, que desean que todo vaya mejor, pero mejor de verdad. No lo único que se oye a pie de calle, la famosa crisis. ¿Acaso crees que por un “cambio “ese gran cambio que hemos encontrado desde los sondeos, hasta los últimos recuentos de las urnas, se acabará la crisis? Si, por supuesto, ese TAL CAMBIO te dará trabajo, te sacará de pobre, y tus hijos tendrán un máster y acabarán siendo Don y Doña con traje y corbata. Y claro la crisis irá desapareciendo (no porque ya llevemos unos años y poco a poco lógicamente vayan paliando sus consecuencias, NO)  todo será gracias a tu voto, a ese paseíto que te diste el domingo por  la mañana hasta el colegio o instituto, y entre dos cortinillas metiste el papelito en el sobre. Y saliste muy ufano, pensando para tus adentros: estoy ayudando a cambiar el mundo. Y luego te tirarás incluso años, hasta que te toque de nuevo votar, sin saber poco más que lo que te dice la caja tonta a la hora de comer de esa palabreja que nunca te interesó demasiado denominada POLÍTICA. Yo lo que saco de estas últimas elecciones municipales es que media España es, y continuará siendo de aquí hasta la muerte HIPÓCRITAS. Y perdonen aquellos que, por pura casualidad se den por aludidos  (dudo por supuesto que los últimos seguidores del superman gallego que nos sacará a todos de este agujero el año que viene, se sientan identificados). Pero para que disculparme, si ellos sabrán y dirán, que fueron aquellos héroes que salvaron España.